




En la calle, el frío de corazones (o de almas, por el ezquizofrénico “todos contra todos” en que está inmerso el país) se torna brutal, pero dentro del estudio fotográfico en el cual la revista Maxim se apresta a realizar una sesión con la modelo-vedette Adabel Guerrero, se respira un clima de otra galaxia. La calidez del ambiente arrasa mucho más que por la calefacción del sitio. Es que la joven mujer se desnuda frente a los productores de la revista y la presencia en el lugar de no le hace mella a pesar de quedar casi como vino al mundo. Esta revista –pertenciente al pool azteca Televisa- tiene códigos rigurosos para incluir los desnudos en sus páginas: No se permiten las imágenes en las que aparezcan pezones ni vellos púbicos. La Guerrero lo sabe pero no le hace asco a nada y muestra sus atributos aún sabiendo que no todas sus partes saldrán al aire. Y eso ayuda a climatizar el ambiente.
La pregunta del millón se la formula a Germán Pittelli, Subeditor de Maxim, el principal responsable de las sesiones de fotos que solo en la Argentina le posibilitan a la revista vender cerca de 50.000 ejemplares mensuales. “¿Puede un hombre con un nivel normal de testosterona abstraerse de sentir atracción fatal por estas monumentales damiselas, por más que se diga que la producción de desnudos es sólo un trabajo más en el periodismo?
La respuesta abre la primera puerta a las muchas sorpresas que nos tiene deparada la jornada. “Es cierto que no es lo mismo hacer un trabajo con Adabel Guerrero, Pamela David o Nazarena desnudas... que si uno tiene que fotografiar al burrito Ortega o al Apache Tévez, pero a la larga se termina acostumbrando”. Hay un punto de inflexión en ese acostumbramiento al que se refiere Pittelli: “A medida que ascienden en el estrellato, muchas chicas se vuelven insufribles en las sesiones... y ahí aparecen los limites a la tolerancia que algunas veces generan en el hombre semejantes cuerpos.”
En un ránking de chicas insoportables, la “pole position” la ganan por varios cuerpos Karina Jelinek, “Pampita” y Nicole Neumann, aunque salvo excepciones el resto no le va en zaga, afirman los editores de Maxim. ¿Excentricidades? Muchas. Entre las que se pueden confesar está la anécdota de Mónica Farro haciendo un alto en la producción y saliendo al balcón totalmente desnuda a fumarse un cigarrillo. “Las viejas en la calle gritaban como locas cuando la vieron así...Esta chica se jacta de gastar en transporte, por mes, la suma de 7000 pesos... (taxis, remis, avión).. no sé si me habló de plata uruguaya o argentina, pero igual me parece una locura”, le cuenta Germán a . Apretamos el acelerador para saber más de este mundillo tan particular. A veces, oyéndolas, se tiene la impresión de que estos tsunamis de carne y hueso no tienen idea de lo que ocurre más allá de su pequeño universo mediático. ¿Sabrán distinguir las modelitos entre los Mellizos De Angelis y los Barros Schelotto? “Probablemente no”, responde hasta con aire compungido Pittelli. “Todo lo que se trasluce cuando se habla con la gran mayoría es que viven en una ficción permanent.”. Y a continuación lanza una sentencia que por cierta no deja de entrelazar un crudeza total: “Nadie compra una tapa de revista para que las modelos le hablen de literatura o matemáticas, pero lo peor es que ellas no se preocupan por ser un poquito más informadas de lo que sucede más allá de sus caderas. Y además, su tiempo de caducidad en el mercado para tratar de conseguir un mecenas que las salve de por vida (no lo dice, pero imaginamos el caso de Wanda Nara con Maxi López), es cada vez más corto...” Pensar que estas jovencitas tienen una fecha de vencimiento como si fueran un bien perecedero y que eso las lleva a un “living la vida loca” antes de entrar en la papelera de reciclaje, no deja de proyectar un cono de tristeza.
Que una buena tapa de revista o un paseo por la mediatez les permita subir el tarifario del que todos saben pero nadie habla, es otro de los temas de conversación con los responsables de Maxim.
Y todos coincidimos en pintar esta realidad de los desnudos sin condenar a nadie, sin juzgar ni pontificar sobre lo bueno y lo malo. Es un fenómeno social que en la Argentina se consuma por millares en estas revistas, y una buena parte de quienes las compran son también mujeres. Cada cual hace con su vida, con su cuerpo y con su alma lo que mejor le plazca y ese respeto a la voluntad ajena genera una simpatía hacia estas chicas que va mas allá de la temperatura que levantan en la sangre de quienes presenciamos el infartante back stage de Adabel Guerrero. La galería de fotos que acompañan este trabajo dan muestra de este manifiesto
La pregunta del millón se la formula a Germán Pittelli, Subeditor de Maxim, el principal responsable de las sesiones de fotos que solo en la Argentina le posibilitan a la revista vender cerca de 50.000 ejemplares mensuales. “¿Puede un hombre con un nivel normal de testosterona abstraerse de sentir atracción fatal por estas monumentales damiselas, por más que se diga que la producción de desnudos es sólo un trabajo más en el periodismo?
La respuesta abre la primera puerta a las muchas sorpresas que nos tiene deparada la jornada. “Es cierto que no es lo mismo hacer un trabajo con Adabel Guerrero, Pamela David o Nazarena desnudas... que si uno tiene que fotografiar al burrito Ortega o al Apache Tévez, pero a la larga se termina acostumbrando”. Hay un punto de inflexión en ese acostumbramiento al que se refiere Pittelli: “A medida que ascienden en el estrellato, muchas chicas se vuelven insufribles en las sesiones... y ahí aparecen los limites a la tolerancia que algunas veces generan en el hombre semejantes cuerpos.”
En un ránking de chicas insoportables, la “pole position” la ganan por varios cuerpos Karina Jelinek, “Pampita” y Nicole Neumann, aunque salvo excepciones el resto no le va en zaga, afirman los editores de Maxim. ¿Excentricidades? Muchas. Entre las que se pueden confesar está la anécdota de Mónica Farro haciendo un alto en la producción y saliendo al balcón totalmente desnuda a fumarse un cigarrillo. “Las viejas en la calle gritaban como locas cuando la vieron así...Esta chica se jacta de gastar en transporte, por mes, la suma de 7000 pesos... (taxis, remis, avión).. no sé si me habló de plata uruguaya o argentina, pero igual me parece una locura”, le cuenta Germán a . Apretamos el acelerador para saber más de este mundillo tan particular. A veces, oyéndolas, se tiene la impresión de que estos tsunamis de carne y hueso no tienen idea de lo que ocurre más allá de su pequeño universo mediático. ¿Sabrán distinguir las modelitos entre los Mellizos De Angelis y los Barros Schelotto? “Probablemente no”, responde hasta con aire compungido Pittelli. “Todo lo que se trasluce cuando se habla con la gran mayoría es que viven en una ficción permanent.”. Y a continuación lanza una sentencia que por cierta no deja de entrelazar un crudeza total: “Nadie compra una tapa de revista para que las modelos le hablen de literatura o matemáticas, pero lo peor es que ellas no se preocupan por ser un poquito más informadas de lo que sucede más allá de sus caderas. Y además, su tiempo de caducidad en el mercado para tratar de conseguir un mecenas que las salve de por vida (no lo dice, pero imaginamos el caso de Wanda Nara con Maxi López), es cada vez más corto...” Pensar que estas jovencitas tienen una fecha de vencimiento como si fueran un bien perecedero y que eso las lleva a un “living la vida loca” antes de entrar en la papelera de reciclaje, no deja de proyectar un cono de tristeza.
Que una buena tapa de revista o un paseo por la mediatez les permita subir el tarifario del que todos saben pero nadie habla, es otro de los temas de conversación con los responsables de Maxim.
Y todos coincidimos en pintar esta realidad de los desnudos sin condenar a nadie, sin juzgar ni pontificar sobre lo bueno y lo malo. Es un fenómeno social que en la Argentina se consuma por millares en estas revistas, y una buena parte de quienes las compran son también mujeres. Cada cual hace con su vida, con su cuerpo y con su alma lo que mejor le plazca y ese respeto a la voluntad ajena genera una simpatía hacia estas chicas que va mas allá de la temperatura que levantan en la sangre de quienes presenciamos el infartante back stage de Adabel Guerrero. La galería de fotos que acompañan este trabajo dan muestra de este manifiesto